MARTES, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2014
A veces, de la necesidad puede nacer una idea, y de la idea, un proyecto. En mi caso, requería financiar mi trabajo de investigación y se me ocurrió que un blog podría servir como el mejor expositor de los avances y vivencias que iba a tener por el camino que acababa de emprender en 2013, cuando decidí matricularme en el programa de doctorado que estoy cursando. He de decir que esta decisión no fue fácil de tomar para mí. Miraba el horizonte y sólo veía nubarrones negros de precariedad y paro, pero a día de hoy, no me arrepiento de nada. Encuentro que incluso a través de los errores o de las malas experiencias que pueda haber habido por el camino, siempre hay un aprendizaje. De modo que este proyecto que surgió casi de manera improvisada, poco a poco ha ido cobrando forma y ahora en estos últimos meses se ha transformado en una especie de cuaderno de bitácora[1]. Esta idea me gusta y me divierte a partes iguales, de modo que permitidme la licencia de comenzar así mi post:
Cuaderno de bitácora. 13 de agosto de 2014.
Salimos de Ceuta en horario de mañana, pero pronto me di cuenta de que se nos había hecho demasiado tarde. Sin duda, íbamos a tardar más de lo previsto en hacer todo el trayecto. Últimamente el cruce por el Tarajal se está haciendo muy incómodo. Este verano, como todos (supongo), la llegada de los Ferrys y la Operación Paso del Estrecho (OPE)[2], provocan un incremento importante en el tránsito de vehículos y personas. Y la incomodidad de los trámites que hay que hacer en la frontera, alargan aún más el proceso.
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